Para finales del año 2009, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) anunció que habría 100,000 pobres nuevos, más otros 70,000 que volverían a caer en esa categoría por la pérdida de sus empleos.
Citaremos el caso de María Servellón, una señora de casi 60 años que lava ajeno para dar de comer a sus tres hijos, quienes están postrados en una silla de rueda debido a que padecen de epilepsia mioclónica, una enfermedad que les hace temblar sus cuerpos constantemente y les imposibilita caminar.
“No recuerdo que alguna vez me ayudarán a salir de mi pobreza. Hay días en los que no hay para comer y eso es duro para una madre”, reflexiona la señora, quien no caerá en las cifras que cita el PNUD, pues jamás ha salido de las estadísticas de los pobres del país.