Honduras se encuentra entre los países con menores ingresos en América Latina y el Caribe, con una incidencia de pobreza por hogares de 66.5% al 2012, una pobreza extrema por hogares de 46.0% en el 2012 y un ingreso per cápita de 2,225 dólares para el 2011, según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE). El crecimiento anual del Producto Interno Bruto (PIB) hondureño disminuyó de 6.6% en el 2006 a 3.7% en el 2011; este poco porcentaje del PIB, unido al crecimiento de la población, resulta insuficiente para ejercer un impacto significativo sobre los niveles de vida de la población. El fenómeno de la pobreza se acentúa en el área rural, donde se presentan mayores limitaciones en cuanto a cobertura y calidad de los servicios sociales. La población rural que representa alrededor de 54.1% de la población del país, tiene niveles de pobreza que al 2012 alcanzan el 74.1% de sus habitantes. La población que vive en las zonas de ladera constituye el modelo de pobreza rural más generalizado en el país. Esta se caracteriza por vivir en ambientes frágiles y de poca productividad que limitan las oportunidades de capitalización y desarrollo. Como resultado, predomina una economía de subsistencia, principalmente agrícola y una reducida interacción con los mercados.
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